Simulando un claustro monástico, el patio interior se erige como un eje en torno al cual se distribuyen los quince dormitorios.
Las puertas de acceso a cada uno de ellos están dotadas de un cartel en braille para facilitar su lectura y localización a las personas con discapacidad visual.
La melodía del chorro del agua que brota del pilar que preside este patio, el canto de los pájaros que atraviesan ufanos el cielo, o el hilo musical en sintonía con el lugar, invitan a gozar del sosiego, el descanso y el relax al huésped.